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Asturias

Molinos del Profundu

Villaviciosa, 03/2012

JFCamina, 04/2012

 

Molinos del Profundu.

(Un verde y precioso paseo por un pasado molinero)

Mapas IGN: 30-I"Villaviciosa" (1999)

Inicio y fin : Amandi-Valbucar, AS-255 (K2,5), Concejo de Villaviciosa, Asturias.

Recorrido: Valbucar (20 m.a.) - Quinta La Vega (25 m.a.) - 1/18 M. Griselda (15 m.a.) - Puente del Villaverde (30 m.a.) - 2/18 M. Villaverde (30 m.a.) - Puente del Villaverde (30 m.a.) - Desvio a Covadonga o a los molinos (30 m.a.) - Argadiellu de agua (40 m.a.) - 3/18 M. Profundu (50 m.a.) - 4/18 M. Trabanco (55 m.a.) - 5/18 M. El Pitu (65 m.a.) - Cascada (70 m.a.) - 6/18 M. José Xico (80 m.a.) - 7/18 M. Perea (55 m.a.) - 8/18 M. Perniles (100 m.a.) - 9/18 M. D' Arriba(105 m.a.) - 10/18 M. Pascual (125 m.a.) - 11/18 M. Lalón y Puentín de Piedra (145 m.a.) - 12/18 M. La Ullina (145 m.a.) - 13/18 M. La Peña (150 m.a.) - 14/18 M. Esprón (165 m.a.) - 15/18 M. Rea (165 m.a.) - 1618 M. Perea (170 m.a.) - 17/18 M. Rosicu (185 m.a.) - 18/18 M. D' Arriba (185 m.a.) - Buslaz (365 m.a.) - Breceña (350 m.a.) - Coro (170 m.a.) - Desvio a Covadonga o a los molinos (30 m.a.) - Valbucar (20 m.a.).

Distancia: ± 16,0 Kilómetros circulares / Tiempos: 6 horas.

Desnivel: 500 mts. de ascensos y su correspondiente descenso.

Terreno: Si, PR AS-137 "Ruta de los molinos del Profundu" + El Camino a Covadonga, desde Gijón, en sentido inverso para la vuelta.

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Al terminar la preciosa excursión, que a continuación voy a tratar de narrar, llegué a casa y me documenté un poco más que la simple visual del panel que hay al inicio de ruta o de las numerosas fotos tomadas. De la información conseguida creí que podía hacer un amplio y guapo reportaje, merecía la pena intentarlo. Mary, tras pasar cerca de una hora leyéndolo al completo, dice que se me ha ido la mano un poco, algo de razón tiene, son entorno a unas 6.000 palabras y más de 130 fotografías, pero a pesar de ello, creo que merece la pena fajarse en su lectura, aunque siempre es opcional y quedarse solamente con el visionado las numerosas fotos, en ambos casos, no os dejará indiferentes. Espero que no se haga muy pesado y disfrutéis tanto como nosotros lo hemos hecho recorriendo la ruta en varias ocasiones y, personalmente, realizando este amplio reportaje.


En enero del 2004, ¡ya llovió!, nos acercamos por primera vez hasta ellos, no llegamos a realizar el recorrido completo, a la altura del Molín de la Peña, el más famoso y vistoso por su preciosa cascada, decidimos dar la vuelta, nos dimos más que satisfechos. En aquella ocasión nos quedó un montón de guapas fotos, una de ellas la enviamos a la sección de rutas de un periódico local del Asturias (La Nueva España), siete años la citada publicación edita una serie de folletos Turísticos-Culturales de los distintos concejo asturianos y en el de Villaviciosa, para ilustrar la ruta de los Molinos del Profundu, tira de archivo y vuelve a publicar dicha foto, ¡menuda sorpresa!, esto abrió nuestro apetito, además la teníamos incompleta, así que hasta allí volvimos para completarla en sentido circular.

La misión no fue sencilla, lo hicimos en diciembre del 2011, pero se cruzó por el medio el camino que nos llevaba hasta la iglesia Románica de Santa María de Llugás y cambiamos el sentido de la ruta, después, en lugar de bajar para visitar los molinos, como “la cabra siempre tira al monte”, nos fuimos hasta la Peña La Cabrera. Unos meses después, en grata compañía, volvimos a Valbucar y recorrimos los dieciocho molinos marcados en el panel principal de inicio de ruta dejándonos un excelente sabor de boca, tanto que nos llevó a indagar un poco más de este precioso y activo rincón Maliayo, tantos restos de un pasado tan molinero no debe ser fruto de la casualidad.

(Valbucar, Carretera AS-255, Pto. K ± 2,5, Concejo Villaviciosa, Asturias, ± 0,0 K / 20 m.a. / 10:10 h.)

Como viene siendo normal cuando hacemos excursiones colectivas a las diez de la mañana ya estábamos en Valvucar, Parroquia de Amandi – Villaviciosa, una amplia zona para aparcar nos recibe, para nosotros esto siempre es un factor muy importante, un poco más allá el panel donde nos hace un buen croquis de los numerosos molinos, con sus correspondientes nombre, que podemos encontrar a la vera del río Profundu (La Ría según el mapa del IGN), dieciocho en total figuran. Justo allí confluyen las aguas del río que hoy nos ocupa y el Viacaba quedándoles ya un corto recorrido para llegar a la preciosa ría de Villaviciosa. Para adentrarnos en el río Profundu primero debemos circunvalar, por la izquierda, la muralla de la Quinta La Vega, una señales así nos lo indican y otra a mitad de este largo camino andariego pronto nos dirá que vamos camino de Buslaz.

(Entrada de la Quinta de La Vega, nosotros la circunvalamos)

Después de subir un poco y volver a bajarlo dejamos a nuestras espaldas la Quinta y llegamos al río, donde el cartel del primer molín nos recibe, el de Griselda, pero solo lo podemos ver desde la lejanía, el río se interpone y no existe puente para acercarnos más, tampoco nos importa mucho ya que con dieciocho molinos del catálogo, creo que vamos más que sobraos, uno más o menos...

(Quinta La Vega y Molin de Griselda, 1/18, ± 0,5 K / 15 m.a. / 10:20 h. / Parroquia de Amandi)

A partir de molín de Griselda y hasta que no enlacemos con la carreterina de Villaverde nos vamos a encontrar con el trayecto más incómodo del recorrido, sobre todo si el río baja crecido, ya que el tramo transcurre a la vera del río y a su mismo nivel, así que cuando el caudal crece el curso del agua lo inunda todo, no queda otro remedio que subirse por las piedras o montículos que van quedando libres. Hoy este problema no lo tenemos pero en el 2004 tardamos un buen rato en pasar, el agua inundaba casi por completo el camino. Creo que, si queremos empezar la ruta en subida, como es nuestro caso, una buena opción sería empezar en Villaverde, mirar en el mapa de carreteras y ver la mejor forma de llegar a este pequeño barrio, de esta manera te evitarías el tramo invadido por el río.

(Con mayor caudal el Profundo se hace cargo del nuestro camino)

Aunque cambiado de sitio, con respecto a unos meses que por aquí pasamos para ir hasta Llugás y la Peña Cabrera, nos volvemos a encontrar con una petición de dinero para arreglar el camino, allí deja un singular recipiente donde parece que no hay mucha suerte, además pide que no la quitemos, realmente causa gracia, especialmente por el ingenio de la gente para reivindicar las cosas. Con las cábalas de cómo pasaríamos si el río viniera crecido y la petición de dinero para arreglar el camino, sin darnos apenas cuenta llegamos a la carreterina que facilita el acceso al lugar de Villaverde, mirando un poco el mapa parece que sale del propio Valbucar.

(Enlace con carreterina a Villaverde, ± 1,1 K / 20 m.a. / 10:30 h.)

Ahora nos separamos un poco del río, vamos pisando asfalto flanqueado por verdes praderías, llegamos a una hacienda, un hórreo cargado de “panoyes” de maíz nos dá la entrada aunque lo que más llama nuestra atención es el reencontrarnos con una prácticas herramientas, la piedra de afilar del pedal, Manolo no se resiste a probar si funciona, un servidor tentado estuvo de ponerse afilar la navaja del bocata, como no había nadie por allí no me atrevía hacerlo sin el permiso correspondiente, no fuera que al paisano no le gustara mi idea y nos montara, con toda la razón, una pequeña bronca.

(Villaverde, ± 1,3 K / 30 m.a. / 10:40 h.)

Charrando sobre las curiosidades encontradas llegamos a la preciosa Quinta Villaverde, es imposible pasar a su lado y no abrir la boca de admiración, esta vez no iba a ser diferente, en las dos últimas ocasiones no le sacamos una foto guapa por estar la misma rodeada por dos coches, así que tiramos de archivo y contemplamos una foto tomada la primera vez que por aquí pasamos, en enero de 2004, creo que merece ser vista sin elementos extraños que nos distraigan.

En Villaverde nos volvemos a reencontrar con el río y con dos carteles indicadores, uno de ruta, la del PR AS-51 "Peña Cabrera", y otro de la ubicación del Molín de Villaverde, en los dos casos debemos cruzar el río, así que lo hacemos por un puentín que unos metros más arriba existe, pero con la advertencia de que tenemos que deshacer el camino, nuestra ruta, la del PR AS-137 “Molinos del Profrundu” sigue de frente, la que existe después del Molin de Villaverde nos lleva a Llugás, de esto ya tenemos cierta experiencia y hoy no queremos repetirla por guapa que sea, hoy el objetivo está muy claro.

(En la otra orilla está el Molín de Villaverde y el PR AS-35)

(Lo cruzamos pero sabiendo que tenemos que dar la vuelta)

(Molin de Villaverde, 2/18, ± 1,5 K / 15 m.a. / 10:40 h. / Parroquia de Fuentes)

Tras visitar el segundo molino del día, volvemos sobre nuestros pasos y seguimos un poco más por el asfalto, hasta que encontramos una portilla a nuestra derecha, de frente sigue el asfalto y la señalización del “Camino a Covadonga”, con las cuales nos encontramos en el enlace con la carreterina del Villaverde, el mismo sube hasta Coro, Breceña y Buslaz, no lo conocemos pero esperamos que sea nuestro camino de vuelta, si todo transcurre según lo previsto, por la tarde volveremos a este mismo punto. Hoy la portilla está abierta, hay gente trabajando en una finca lateral, así que más fácilmente nos adentramos por una ancha senda que nos encauzará en lo más profundo del río.

(Entrada al Profundu, a la izqd. sigue el Camino a Covadonga, ± 1,7 K / 30 m.a. / 10:45 h.)

Dejada atrás la Quinta de la Vega y encontrarnos con el Profundu rápidamente nos dimos cuenta ante la belleza que nos encontrábamos, era solo un aperitivo, ahora empezaba lo bueno, la “pata negra” del Profundu, el precioso transitar a la vera del río donde la paleta de verdes lo inundan todo, con el añadido de preciosos y llamativos detalles florales, aunque lo que realmente veníamos a contemplar era los restos de un pasado ya olvidado y a punto de que su restos desaparezcan totalmente. Así al poco de dejar atrás la portilla nos encontramos con un “edificio derruido” y un “argadiellu” en clavado en la tierra, en un primer momento pensamos que será el tercer molín, más tarde veríamos que no es así, así que nos inclinamos por creer que pueden ser los restos de una prospección realizada a mediados del siglo XX en busca de fallidos recursos energéticos.

("Argadiellu" lateral de entrada al Profundu, ± 2,0 K / 40 m.a. / 10:55 h.)

(Nos adentramos en la verde ríega del Profundu)

A penas hemos caminado un par de kilómetros, solo hemos visto dos molinos y un “argadiellu” y voy pensado que, a pesar de que es la segunda vez, vamos totalmente a ciegas, sin ningún tipo de documentación que nos vaya contando algo de las numerosas ruinas que nos vamos a encontrar. Me niego a que este mi tercer recorrido, el de este reportoje, aunque sea virtual, vuelva a ser igual, por lo que nada más llegar a casa me conecté a Internet y empecé a documentarme. No encontré un reportaje realmente que me llenara, guapos detalles fotográficos y poco más, sin embargo un nombre figuraba como gran estudioso del tema: Rafael Balbín Loredo, desgraciadamente fallecido joven, pero dejó un buen número de publicaciones culturales sobre el Concejo Maliayo (Villaviciosa) en general y de los molinos en particular. Sobre el tema que nos ocupa existen dos libros que nos ayudarán a tratar de entender algo al respecto:


• “Los Molinos del Profundu” (Guía senderista), del año 1997, Editorial VTP 1997
(Edicción bilingüe: asturiano / español)


• “Los Molinos de Maliayo”, del año 2000, Alborá Llibros Ediciones
(Edición en asturiano)


Sin dilación busque la ubicación de los mismos en la Red Públicas del Principado de Asturias y leí los dos, no son extensos, unas cien páginas para el primero y cincuenta más para el segundo, se leen de un tirón. De los dos me quedo con el segundo, aunque no es exclusivo del Profundo pero ofrece un número importante de fotografías identificadas, de los molinos y sus aperos.
De sus escritos podemos saber el funcionamiento de los molinos de agua, su censo y ubicación, sus pequeñas historias, etc… una lectura muy recomendable y de inestimable ayuda para comprender lo que por el Profundu aconteció.

Realizada la introducción bibliográfica sigo el camino, sorteando algún árbol caído y a la vera del río hasta llegar al bucólico paraje donde se encuentra anclado el Molín del Profundu, el tercero, perteneciente a la parroquia de Llugás, el cual parece que está “amarrado” entre dos árboles, como si no le dejaran marchar río abajo.

(Molin de Profundu, 3/18, ± 2,3 K / 50 m.a. / 11:00 h. / Parroquia de Llugás)

Ya que estamos en el molino por el que se conoce popularmente al río es conveniente saber que el cauce de agua por el cual estamos transitando viene en los mapas como río de La Ría, aunque el mismo también recibe otros nombres como el de Espinadal, solo en este pequeño tramo, en el que ahora estamos, entre la parroquia de Fuentes y Llugás se conoce como Profundu, nombre que se ha extendido popularmente a todo el cauce del río.

(A la vera del Profundu, un poco subiendo y otro bajando)

El transitar a la vera del Profundu es un constante sube y baja, no hay un desnivel fuerte, solo pequeñas “tachuelas” que superar para pasar de un molino a otro, prueba de ello es que la diferencia de cota entre el punto de partida en Valbucar y el último molinos es de apenas de unos 150 metros, aunque por el medio nos encontramos con ciertos alti-bajos, de tal manera que en ocasiones el agua casi roza nuestra botas, con posibilidad de no poder pasar en caso de crecida, para metros después auparse a un pequeño montículo y dejar en lo fondero la riega de agua molinera.

Con este recorrido tan irregular mencionado anteriormente llegamos a la zona del Molino de Trabanco, el cual emerge, a nuestra derecha, entre la maleza como un fantasma, apenas lo percibimos, casi nos pasa desapercibido, a pesar de que el mismo fue de gran volumen ya que incluía vivienda, pero a pesar de ello… ¡casi no lo vemos!

(Molin Trabanco, 4/18, ± 2,6 K / 55 m.a. / 11:05 h. / Parroquia de Llugás)

En nuestro recorrido vamos observando otros elementos interesantes, un cartel indicador nos identifica una “Cuerria”, momentos para que los que no sepan la función que tenía esta muria circular lo pregunten a sus compañeros de viaje, momento en que se dice que: “es el sitio donde se echan las castañas hasta que puedan separarse del erizo”, nosotros la conocemos más como La Corra, después de este pequeño apunte, el cual forma parte de nuestras andanzas infantiles por los castañeros Alleranos, seguimos la marcha hasta el cercano y vistoso molino El Pitu, un moderno puente nos facilitará el acceso al mismo.

("Cuerria" al puente que nos dará paso al siguiente molino)

En El Pitu, aunque está muy estropeado, ya podemos observar detalles de la maquinaria de los molinos de agua, especialmente de la trasmisión de la fuerza del agua, es decir: el Rodete o Rodendu , que junto con el Asta o eje, ante el chorro a presión del agua que sale por Saetín, hacía girar la piedra de arriba del molín, la móvil, la Volandera. Al fondo también observamos los muros del Cubo, recipiente donde se embalsaba el agua para que bajara a más presión.

(Molin El Pitu, 5/18, ± 2,8 K / 65 m.a. / 11:20 h. / Parroquia de Llugás)

(El Rodete o Rodendu y, al fondo, el Cobo)

La planta de la sala de molienda ha perdido totalmente su cubierta por lo que su interior se deteriora cada vez más, resultando peligroso adentrarse en ella para asomar la cabecita y sacar la típica foto por la ventana que permitía entrar la luz al habitáculo de trabajo. Para ilustrar lo que en el interior de la Sala de Molienda queda o quedaba tiramos de archivo y dejamos una foto del año 2004, su lamentable estado hace pensar como estará ocho años después, en ella se puede observar que estamos ante un molino “potente” con “dos molares”, un tema de importancia ya que permitía moler más y con diferentes granos.

(Los dos molares y Cabría de El Pitu)

Volvemos a cruzar el puente para seguir avanzado, río arriba, por la margen izquierda, no tenemos que caminar mucho para volver a pararnos otro rato, una guapa “cascada” nos detiene, seguramente producto del remanso artificial (presa) de agua, la cual se canaliza hasta el molino, a través de lo que conocemos como “Canal” o “Canaliega”, más arriba veremos ejemplos de las mismas, aquí la exuberante vegetación lo cumbre todo.

("Cascadas" del río, ± 3,0 K / 70 m.a. / 11:30 h.)

Mientras un servidor se relaja un buen rato haciendo fotos de la cascada o presa, Mary tiene otras distracciones, entre las verdes hierbas del caminos ha visto unos brotes que la traen intrigada, no sabe si son flores o setas, nunca las ha visto, hoy no lleva su cámara así que requiere con urgencia la de un servidor. En llegando a casa hacemos una labor de identificación y para este menester no hay mejor cosa que preguntar directamente en La Red, rápidamente aparece la respuesta: Lathraea clandestina, Hierba madrona, en vuestro buscador amigo os darán referencias al respecto, a nosotros solo nos queda decir… ¡Gracias Amig@s!

(Lathraea clandestina, Hierba madrona)

Con el trofeo vegetal de Mary guardado en la cámara de fotos seguimos nuestro caminar, ahora volvemos a subir y volvemos a bajar, en esta ocasión protegidos por una barandilla de madera, evitando que cualquier resbalón involuntario nos lleve a lo fondero del río.

(Subir, bajar, contemplar y disfrutar)

(Una preciosa jornada por caminos con muchas historias)

La secuencia de molinos es casi constante, cada ciertos cientos de metros de distancia, aparece el siguiente, Mary dice: “el siguiente doscientos metros más allá”, tiene mucho de razón, ya que la mayoría guardan esa relación. Con las cuentas de la fémina del grupo, sin que nadie nos lo advirtiera, entramos en la Parroquia de Coro y con el Molino de José Xico nos encontramos. Ahora, por la lectura de los libros de Rafael Balbín sabemos que fue el último que dejó de trabajar, aunque no moliendo, sino produciendo electricidad para el cercano pueblo de Cayao.

(Molin José Xico, 6/18, ± 3,3 K / 80 m.a. / 11:45 h. / Parroquia de Coro)

Está claro que los años no pasan en balde y si no se cuidan las cosas estas se deterioran con el paso del tiempo, especialmente en un ambiente tan húmedo como en el que nos encontramos, así que no es de extrañar que con respecto al año 2004 el Molino de José Xico fuera a menos y la techumbre del edificio, ya muy deteriorada de aquella, se viniera definitivamente abajo. Ahora solo podemos observar con cierto pesar los muros del edificio principal, el cubo, Barbacana o balsa y poco más.

Dejamos atrás el molín de Xicu y seguimos nuestro disfrute andariego por estos restos de arqueología industrial más cercana a lo rural y básico de los pueblos ubicados en torno a las riegas del Profundu, cinco parroquias con sus respectivos pueblos, la de Amandi, Fuentes, Llugás, Coro y Breceña. En torno a él había veintidós molinos de agua, dieciocho aún los podemos ver, los cinco que restan solo su impronta y ubicación queda.

(En un entorno donde los felechos y el musgo son los principes, vamos a por el molin de Perea)

(Restos de una Canal o Canaliega completamente recubierta de musgo y otras hierbas)

La vegetación de las orillas del Profundu es variada, aunque casi todos los árboles tienen su especial cubierta de musgo o mofo, antes de llegar al molín de Perea, entre la numerosa floresta norteña, ante nosotros aparece un enorme y derecho eucalipto, nos sorprende su altura y que esté en medio del camino, allí bien plantado esta él, tras dejarlo atrás llegamos al citado molino, para visitarlo más de cerca tenemos un puente.

(Molin Perea, 7/18, ± 3,5 K / 85 m.a. / 11:55 h. / Parroquia de Coro)

En el etnográfico recorrido vamos siguiendo constantemente las marcas blanco-amarillas del PR AS-137 "Ruta de los molinos del Profundu", en algún momento aparece algún poste indicador de dirección hacia Buslaz o Valbucar, según el sentido de la marcha que hayamos decidido realizar. Nosotros hemos decidido hacerlo en ascenso y por tanto nuestro objetivo es el pueblo de Buslaz, río arriba.

Siendo la buena señalización, antes de llegar al Molín de Perniles, nos encontramos con una zona de vegas a la vera del río, superamos unos “burladeros” y, a nuestra izquierda, aparece una pista terrera que viene de la zona de arriba, cunde el pánico, el terreno está muy degradado por el trabajo de maquinaria pesada que se adentró en la zona, parece que todo lo guapo termina, menos mal que pronto lo dejamos atrás y nos olvidamos de ello, no dejamos foto con la esperanza de que esta circunstancia será meramente transitoria y pronto todo vuelva a su habitual punto de belleza, sería una pena que eso no fuera así.

(Casi a nivel del río vamos transitando)

Casi al nivel del río vamos transitando para llegar al siguiente objetivo, el molín de Perniles, el cual está completamente tapado por la maleza, solo su “boca” y un cartel indicador de que ante él estamos nos puede animar, decir con certeza que estamos ante un molino y que se trata del Perniles, así que ante tal ruina solo sacamos un par de fotos de presencia y, a la espera de que el siguiente esté en mejor estado de conservación, seguimos pegaditos al agua del Profundu, otro punto complicado si el río baja crecido.

(Molin de Perniles, 8/18, ± 4,4 K / 100 m.a. / 12:15 h. / Parroquia de Coro)

Con el Molín D’Arriba, el último de la parroquia de Coro, debajo del pueblo de Piñera, tenemos mejor suerte con la conservación, aunque no mucha, pues está casi en el suelo, pero en él aún podemos contemplar el Rodete o Rodendu , que junto con el Asta o eje, lo mismo que en El Pitu pero en mejor estado, al menos de posición de las piezas, uno con otro vamos observando el conjunto de un molino de agua.

(Molin D' Arriba, 9/18, ± 4,5 K / 105 m.a. / 12:25 h. / Parroquia de Coro)

(Rodete o Rodendu , que junto con el Asta o eje)

Con bellos motivos ribereños hemos llegado a visualizar la mitad de los dieciocho molinos que nos marca el recorrido y aún están, más o menos, visibles. Los cuatro últimos, los de Coro, regidos por molineros privados, por el sistema de pago de “La maquila”, es decir, los lugareños llevaban el grano a moler y como pago al molinero se le hacía una entrega de parte de la harina obtenida, era una medida establecida. Bajo este sistema parece que funcionaban menos de la mitad de los molinos del Profundu, nueve, el resto hasta veintidós se regían por el sistema explotación comunal o “Vecería”, los afectados tenían un acuerdo escriturado con un molín determinado, así en ciertos días y horas a él tenían derecho a moler, para el mantenimiento del conjunto molinero tenían una persona encargada de ello y al final del año cobraba una cantidad en especies de cada “Veceru” del molín, ejemplo de este sistema de funcionamiento son mayoritariamente los molinos de la parroquia de Breceña.

(Bello motivo ribereño en un día excelente)

Por dos puentes consecutivos cruzamos el río para volver a la misma margen del río, la que hemos cogido desde un principio y la cual solo abandonaremos momentáneamente para visitar los molinos. Nos separamos un poco de la orilla, unas praderías no lo imponen, parece que la riega se abre, vamos por un ancho camino, aunque por tramos un poco mojado, un pequeño reguero lo cruza, entroncamos con unas pistas que vienen de los pueblos que quedan a nuestra izquierda, nosotros seguimos de frente, siguiendo la señalización, tras lo cual toca volver a enlazar con el cauce del Profundu.

(Tras los puentes subimos un poco y nos separamos del río)

(Vamos por un ancho camino, aunque en algun tramo algo húmedo)

Después de un kilómetro de diferente traza de camino, llegamos ante el Molino de Pascual, el primero de los de la parroquia de Breceña, visualmente no nos aporta nada, así que seguimos nuestra marcha en busca el molino número once. En este “largo” tránsito, entre los molinos de las dos parroquias vecinas, preciosos detalles nos distraen ante la ausencia de restos molineros, realmente es difícil aburrirse, son numerosos los bellos rincones que nos vamos encontrando entre molín y molín.

(Molin de Pascual, 10/18, ± 5,7 K / 125 m.a. / 13:00 h. / Parroquia de Breceña)

(Los bellos detalles nos sorprenden en todo momento)

(No hay lugar al aburrimiento, siempre hay un precioso rincón que contemplar)

Tras cruzar otro puente, de un afluente lateral o división del río, entramos en la vega donde se encuentra el de Lalón, el mismo es como una especie de muria que penetra en la planicie, se trata del los restos de la canal y el cubo, con unos pocos restos del edificio del citado molíno, aunque esto nos preocupa poco, nos olvidamos rápidamente de ellos. Nuestra vista se va a la derecha, se distrae con un precioso y pequeño puente de piedra recubierto de un verde manto vegetal, dejándonos otro bello y pintoresco rincón, en verdad que ya pensaba que no estaría en pie, Manolo no se resiste y hacia el va para inmortalizar el momento, ¿Cuántas fotos se habrá sacado sobre él?

(Molin de Lalón, 11/18, ± 6,1 K / 145 m.a. / 13:10 h. / Parroquia de Breceña)

Al final de la canal de molín de Lalón la riega se divide en dos, a la izquierda, parece que baja el camino de los pueblos de arriba, Seli y Breceña, una señal nos indica que debemos ir por el de la derecha, en busca del molino de La Ullína, el cual está ubicado en un estrechamiento del río, dejándonos muy poco paso, casi rozamos con la piedras del edificio a nuestro paso.

(Dejamos atrás la canal de Lalón y giramos a la derecha)

El molino de La Ullína está sobre el mismo río, “acogotando” a éste al máximo, no es de extrañar que cuando el cauce baja bravo el molín no estuviera operativo, su edificación hacía casi las veces de muro de contención. Con cierto cuidado y temor nos acercamos a él para observar la muela, después seguiremos nuestra marcha entre los muros del camino y los del propio molino, más arriba veremos los restos del cubo, la balsa y la canal totalmente cubiertos de musgo.

(Molin de La Ullina, 12/18, ± 6,3 K / 145 m.a. / 13:15 h. / Parroquia de Breceña)

(Muela y demás restos del molín de La Ullína totalmente cubiertos de musgo)

A efectos de ilustrar el paso del tiempo y sus consecuencias os dejamos una foto tomada en el año 2004, donde la canal estaba completamente “desnuda”, sin la cubierta verde que ahora la acompaña, está claro que sin un mínimo de conservación el vorágine vegetal lo cubre todo.

(Canal año 2004 y ocho años después)

Tras doscientos metros más arriba, la estrechez de la ubicación del molino de La Ullina y su verde canaliega, nos da paso al plato fuerte de la “Ruta de los Molinos del Profundu”, al premio por haber querido venir a visitarlos, a la opción de la preciosa contemplación del Molino de La Peña y su ruidosa cascada. A pesar de conocer este especial paraje, aún así, no deja de sorprendernos y admirarlo como si fuera la primera vez.

(Molin de La Peña, 13/18, ± 6,5 K / 150 m.a. / 13:20 - 13:35 h. / Parroquia de Breceña)

Ante tan bello e idílico rincón uno no puede dejar de imaginar que si en verdad algún día existieron las xanas, una de ellas fue la molinera de este precioso paraje, pues el mismo reúne los elementos necesarios para que así sea, belleza y tranquilidad, a pesar del ruido de la cascada, en una sola imagen.

Este gran molino, junto con el molín D’ Arriba, un poco más arriba, es de los mejor conservados, pero a pesar de ello el tiempo y la falta de conservación del mismo hace estragos, basta comparar las fotos del año actual y las realizadas hace ocho años atrás, se puede observar que la vegetación tapa totalmente la canal, el cubo y el tejado de este espléndido molino, lo que nos apena un poco

Cruzamos el puente y nos introducimos en la sala de molienda, en la cual se pueden observar, casi en perfecto estado de conservación, al menos hasta que aguante la techumbre, los mecanismos de molienda más próximos al grano: la cabria, la tolva, la muela, el cajón de la harina o baranzal, con la particularidad de estar realizado de piedra, además de otros elementos. Una pena que si no se vuelve a limpiar la zona y se quita “el sombrero” vegetal al molino, todo esto ser pierda definitivamente.

(Foto del interior del Molín de La Peña con su singular cajón de piedra)

Una pena que cuando nosotros llegamos hasta él la luz solar nos impidiera sacar un mejor foto, nos pegaba de frente al objetivo de nuestra cámara, pero, a pesar de ello, nos explayamos sobradamente, la ocasión así lo merecía, incluso sacamos un pequeño video, donde el ruido del agua se convierte en música mitológica.

 

Tal atractivo paraje ejercer un influjo muy especial, así que no es de extrañar que quince días después volvimos al molín de la Peña en compañía de nuestro hijo, una pequeña excursión fotográfica desde el cercano pueblo de Buslaz, al cual queremos ahora llegar.

(Ocho años después, una guapa foto de Familia en el Molín de la Peña, Abril de 2012)

En verdad que cuesta un poco trabajo abandonar este especial paraje, nos hacemos los remolones pero no queda otro remedio de dejarlo atrás y dejar paso a otro grupo de caminantes que ha llegado hasta él, ellos, no podía ser de otra manera, quedan rendidos ante tan precioso ricón.

En el año 2004, más que satisfechos, dimos por cumplido aquí el recorrido y dando la vuelta sobre nuestros propios pasos, hoy esto no lo vamos hacer, queremos terminar la ruta en Buslaz y así poder contemplar los dieciocho molinos del Profundu, para ello debemos superar un repecho que nos ofrece sacar una foto casi aérea de la zona del molín que empezamos a dejar atrás con cierto pesar.

Tras superar el repecho, rodeando la zona de la cascada de La Peña, bajamos otra vez a nivel del río, para afrontar los cinco últimos molinos, los cuales están ubicados, casi milimétricamente, a intervalos de doscientos metros, ya lo decía Mary: - Cada doscientos metros… ¡un molín!, repetía ella cada vez que me daba la distancia con respecto al punto de partida.

(Superamos la cascada de La Peña y bajamos de nuevo al río)

(Molin de Esprón, 14/18, ± 6,8 K / 165 m.a. / 13:45 h. / Parroquia de Breceña)

Tras dejar atrás el molín de La Peña parece que el resto de molinos que nos queda pierden fuerza o interés, así que en el de Esprón lo miramos casi de reojo, pasando, en una guapa traza, al siguiente, al de Rea, el cual llama un poco más nuestra atención por estar situado en una zona de esbeltos árboles, sobre los que las señales del PR AS-137 están pintadas.

(Molin de Rea, 15/18, ± 7,0 K / 165 m.a. / 13:50 h. / Parroquia de Breceña)

(Siguiendo la señalización del PR AS-137)

La escasa distancia entre molino y molino hace que todo sea muy rápido, aunque no lo debía ser mucho, ya que los excursionistas que dejamos fotografiando el molín de La Peña nos adelantan, los perdemos de vista y nos volveremos a encontrar con ellos hasta el mismo pueblo de Buslaz, por lo que sacamos en conclusión que íbamos un poco lentos o excesivamente contemplativos, aunque esto último, el guapo recorrido que estamos realizando lo requiere sobradamente.

(Molin de Peruya, 16/18, ± 7,2 K / 170 m.a. / 13:55 h. / Parroquia de Breceña)

(Molin de Rosicu, 17/18, ± 7,4 K / 185 m.a. / 14:00 h. / Parroquia de Breceña)

(A pesar del total derrumbre, aún se pueden observar elementos importantes del molín)

Tras dejar a nuestras espaldas los molinos de Peruya y Rosicu, ambos en igual de lamentable estado de conservación, entramos en el último largo del recorrido molinero, a través de una zona de pradería a la vera del río donde los felechos sobre las verdes ramas de los árboles nos dejan unas bucólicas postales, así, sin apenas darnos cuenta nos encontramos con un puente que nos da paso al último molino del recorrido propuesto, bueno, también puede ser el primero si el mismo se inicia desde el, ya cercano, pueblo de Buslaz.

(Entre guapos detalles colgando sobre el río llegando al puentín que nos da paso al molín D'Arriba)

No había aún cruzado en puentín que me da paso a visitar el molín D´Arriba, junto con el de La Peña, uno de los mejor conservados, cuando veo a Manolo asomando por la ventana de la sala de molienda, me hace señas para que hasta ella me acerque, allí hay algo que nos interesa, está la cabria en posición de trabajo, engarzando la muela para su elevación, detalle muy grafico de la función de la misma.

(Molin D' Arriba, 18/18, ± 7,6 K / 185 m.a. / 14:05 h./ Parroquia de Breceña)

(Cabria del molín D'Arriba en acción)

Al lado de la entrada de la sala de molienda llega la canal y el cubo, parece que se nos caen encima, además de una musgosa escalera que da acceso a la zona. Este parte exterior parecía de "reciente" reconstrucción, hay una inscripción del año sobre el hormigón, nos equivocamos un poco, distinguimos un 1946, así que...

(Detalle del año y del estado de la canal y el cubo del molín D' Arriba de la Parroquia de Breceña)

Miro el GPS y el mismo me indica la posibilidad de que un poco más arriba estaría la ubicación del molino de Belbín, no viene nada indicado al respecto y no observamos caminos ni señalización que seguir, seguro que estará totalmente desaparecido y solo una acumulación de piedras nos pueden esperar. Así que, satisfechos de lo aportado a nuestro acervo cultural el recorrido por los dieciocho molinos del Profundu, y este último en particular, volvemos a cruzar el puente y tratar de culminar el recorrido en el pueblo de arriba, en el de Buslaz.

El camino hacia el pueblo, por una ancha traza, es de apenas de un kilómetro, pero en el mismo debemos superar la misma diferencia de cota que hemos realizado desde donde dejamos aparcado el coche y el molino que acabamos de abandonar, unos 165 metros de desnivel, sin tener en cuenta el acumulado del sube-baja. Por otra parte el sol ha salido con rabia y calienta de lo lindo, así que no nos queda otro remedio que sufrir un poco, menos mal que una vez arriba nos esperan un par de premios.

(La dura cuesta de subida al Buslaz)

Al entrar en Buslaz, terminado con z ó d, según donde uno mire, un panel idéntico al que contemplamos al iniciar nuestro recorrido en Valbucar nos recibe, un momento repaso y a la vez de respiro, la cuesta y el calor hacen mella, a penar que el gráfico del panel nos venía así indicado, no creeiamos que fuera tanto, seguro que fue el efecto del paseo tan realajado por el río.

(Buslaz, ± 8,5 K / 365 m.a. / 14:30 - 15:30 h.)

Nada más que nos adentramos el pueblo observamos que no estábamos en un lugar cualquiera, ¡todo lo contrario!, ¡menudo pueblo guapo!, preciosos rincones nos esperaban, además de unos hórreos con exquisitas decoraciones, realmente había sido otro pequeño premio por esfuerzo realizado por llegar hasta él.

(Mary contemplando un hórreo con exquisita decoración)

(Más detalles del bello y solariego pueblo de Buslaz)

También cuando nos adentramos en Buslaz nos encontramos a nuestros circunstanciales compañeros de ruta comiendo el bocata en el único banco de la plaza del pueblo, ahora nos tocaba a nosotros buscar un lugar donde dar cuenta del nuestro. Buscamos un buen sitio, en el intento perdimos a Manolo, él estaba en otros menesteres de igual interés, andaba buscando el bar del pueblo. Cuando “el perdido” llegó a nuestro encuentro, casi al extremo Oeste del pueblo, en dirección contraria por donde él había ido y nosotros teníamos que continuar marcha, una señora, de una casa cercana donde nos habíamos sentado, le pregunta por lo que buscaba, al decírselo no dudó un momento y nos sacó dos botellinas de fresca sidra, ¡qué vergüenza!, ¡qué detallazo!, menudo broche final a nuestro recorrido por "el río", como ellos así llamaban.

De la hora que pasamos comiendo en Buslaz nos llevamos un precioso y gratísimo recuerdo, si a la belleza del pueblo unimos la amabilidad de su gente… ¡qué más queremos!, así que dándole la gracias a la atenta señora y charrando con otras vecinas comenzamos el segunda parte de nuestro recorrido, iniciamos nuestro camino de vuelta a Valbucar siguiendo las señales, en sentido contrario, del Camino a Covadonga desde Gijón, con el cual hemos tropezado en Villaverde y ahora nos disponemos a llevarle la contraria, en la iglesia o ermita del pueblo, en lo más cimero de Buslaz encontramos la primera señal.

(Abandonamos Buslaz buscando las primeras señales del "Camíno de Covadonga desde Gijón)

Desde el pueblo que abandonamos tenemos a la vista el siguiente objetivo, el pueblo de Breceña, todo el trayecto hasta él es por carreterina, primero para enlazar la que va o viene del coqueto y famoso pueblo de Sietes, a la altura del kilómetro ocho de la AS-332, y, una vez alcanzada esta, directos a tomar un cafetín al lado de la iglesia parroquial San Pedro de Breceña, dejando de lado los desvio laterales a los pueblos de Infestiella y Novales, otros clientes de nuestros viejos molinos del Profundu.

(Tras enlazar con la carretera que viene de Sietes vamos directos a Breceña)

(Por la carretera AS-332 directos a la iglesia Parroquial de San Pedro de Breceña)

(Siguiendo al trisquel del "Camín a Cuadonga", foto tomada en el cartel que existe en Breceña)

(Breceña, ± 10,5 K / 350 m.a. / 16:00 - 16:30 h.)

Ante la iglesia parroquial de San Pedro de Breceña nos relajamos un buen rato tomando un apreciado cafetín, en Bar “Casa Bar Piloña”, uno como este era el que buscaba Manolo en Buslaz pero está claro que este está estratégicamente colocado, al lado de la iglesia y el cementerio. Parece que la amabilidad es un bien muy común por esta zona, aquí volvimos a entablar conversación con la chica que atendía el negocio y sació nuestra curiosidad con respecto a la vida en él como por donde discurre el “Camino a Covadonga”, del cual habíamos dejado un gran panel atrás, a la altura de las guapas escuelas del pueblo, con el recorrido del mismo.

Con mucho cuidado con los coches que pasan, siguiendo las indicaciones de la atenta moza de Breceña seguimos carreterina abajo, hasta pasar El Cuetu, unas casas que desde el bar se divisaban y ella nos marcó como punto de referencia, allí, a la altura, más o menos, del K. 6,5 de la AS-332, a nuestra derecha, cogemos en principio un ancho camino de hormigón que nos llevará hasta Moratín, donde enlazaremos de nuevo con la misma carretera a la altura del K. 5.

(Breceña - El Cueto, ± 9,0 K / 345 m.a. / 16:40 h. / Giro a la derecha)

Una señal en forma de trisquél amarillo pintado sobre un “ferruñoso” bidón nos indica que vamos O.K. La traza hormigonada va solo hasta el Cuetubaxu, el cual dejaremos a nuestra izquierda y cogeremos un resbaladizo camín que nos baja hasta la siguiente agrupación de casas, las de Moratín.

Advertir que las hojas sobre el camín ocultan una pequeña trampa, tapan las peligrosas "l.lábanas” (Chabanas), lajas de piedra, sobre la que es muy fácil pegar un patinazo y asentar las posaderas sobre ellas, no es gratuito el aviso, un servidor da fe de ello con su propia experiencia.

(Siguiendo las señales, en sentido inverso, llegamos a la fuente de Moratín)

(Dejamos atrás la fuente de Moratín y carreterina abajo hasta el entronque próximo con Coyao)

Una vez alcanzada de nuevo la carretera AS-332 caminamos un poco por ella hasta casi entrar en el pueblo de Coro, pero sin entrar en él, ya que antes nos encontrarnos un desvió de carretera que nos lleva a Cayao, lo tomamos pero no caminaremos muchos metros por su asfalto, a poca distancia, a nuestra derecha, se nos ofrece una pista que nos bajará directos a nuestro objetivo.

(Coro, desvio a Cayao, ± 12,5 K / 170 m.a. / 17:00 h.)

(Unos metros más abajo nos olvidamos de la carreterina a Cayao y cogemos pista a la derecha)

(Por cómoda traza cubierta de eucaliptos avanzamos rápido)

(Entre solitarias fincas transitamos, con el arroyo de Puente Coro y Valdemaría a nuestra izquierda)

(Dejando atrás los trisqueles de Covadonga)

Por cómoda y ancha pista cubierta por los eucaliptos bajamos paralelos al arroyo de Puente de Coro, el cual desembocará, donde nosotros cerraremos la circunferencia, con el río Profundo. Siguiendo el trisquel amarillo de Covadonga y contemplando la hermosas fincas y casas de Valdemaría, precio enlace con otra carreterina, la cual parece que baja de Coyao, y una bienvenida equina, llegamos a la portilla, la cual sigue abierta, que habíamos dejado atrás para adentrarnos en el Profundu, había conseguido el objetivo de realizar la ruta en circular, aunque todavías nos queda por recorrer 1,7 kilómetros en coincidente camín mañanero.

(Antes de llegar unos guapos burrinos bajan a recibirnos, parece que esto se está acabando)

(Entrada al Profundu, donde nos intruducimos por la mañana, ± 14,3 K / 30 m.a. / 17:25 h.)

Ahora, de nuevo a la vera del Profundu, volvemos a pasar de nuevo por la guapa casona asturiana de Valverde y cogemos el camín “pegadin” al agua, un excelente momento para hacer repaso sobre el mapa del precioso recorrido realizado por una parte muy importante de nuestro pasado fabril relacionado con los elementos más básicos de nuestra existencia.

(Nuestro recorrido por Los Molinos del Profundu / ‘© INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA.2009’)

(Nos olvidamos de la carreterina Villaverde y vamos a Quinta La Vega, ± 14,9 K / 20 m.a. / 17:30 h.)

(Difícil se nos presenta el paso por esta zona en caso de crecida del río)

(Aunque, gracias al seco invierno, hoy no nos hemos mojado y embarrado nada)

(Valbucar, Carretera AS-255, Concejo Villaviciosa, Asturias, ± 16,0 K / 20 m.a. / 17:50 h.)

Casi a las seis de la tarde, ocho horas después, con una cálida luz invernal, llegamos de nuevo hasta el “aparcamiento” de Valvucar, con la sensación de haber pasado un día excelente y en un recorrido muy especial. Realmente teníamos un grato recuerdo de la excursión realizada ocho años atrás, pero el recorrido hoy realizado superó nuestras expectativas sobradamente, una pena que no hubiéramos toda la decisión de repetirlo mucho antes, aunque como dicen… ¡nunca es tarde si la dicha es buena!, ¿no?

 

JFCamina

 

Referencias sobre la zona en www.jfcamina.es

 

Villaviciosa: Llugás y Peña Cabrera

 


 

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* Aviso: En estos documentos solo tratamos de narrar la experiencia personal vivida al realizar nuestros recorridos, los itinerarios que aquí describimos son orientativos. Queda a la responsabilidad de quien realice la ruta el tomar las medidas de seguridad apropiadas para cada dificultad, que dependerán muchas condiciones, entre ellas el estado del terreno, la altitud, la meteorología, etc... así como la preparación tanto técnica como física de las personas que realicen la actividad.